Crónica de Refused

Siempre se ha dicho que los suecos se despidieron de los directos hace ahora catorce años con la canción 'Rather Be Dead' de su segundo disco largo Songs To Fan The Flames Of Discontent (Victory Records, 1996) mientras la policía entraba en el sótano de la casa donde estaban actuando, instante en que el vocalista Dennis Lyxzén gritó "rather be alive" a la par que el micrófono que sostenía era desconectado por un agente. Eran momentos en los que el grupo de Umea (Suecia) gozaba de una gran popularidad tras publicar su tercer largo pero que, sin embargo, debido a las tensiones entre sus miembros, decidieron mandar todo a paseo y finiquitar una carrera musical intensa y reconocida dentro del hardcore y el rock en sus distintas variantes. Después, el escrito "Refused Are Fucking Dead" conmocionó, de una manera u otra, a sus fans y a los periodistas musicales que, tratados como auténticos enemigos del grupo, vieron como se truncaba una carrera musical a causa de los egos y la presión mediática.

En enero del presente año recibieron una buena cifra económica que les llevó a actuar en el festival norteamericano Coachella, donde realizaron una lograda actuación que recibió elogios por doquier, refrendando su directo en otros festivales, entre los que se encontró el barcelonés Primavera Sound. Pero ahí no quedó la cosa, pues ignoraron críticas y comentarios negativos de sus seguidores más sentidos, quienes les tacharon de vendidos por motivos obvios, regresando cuando ellos mismos enterraron el proyecto y huyeron despavoridos de la situación que les rodeó. Sin embargo, la gira continúa por salas, llegando a nuestro país en dos fechas, una de ellas en la madrileña La Riviera, actuando por primera y seguro que última vez en la capital en su particular carrera musical.

Con la citada canción incluida en el setlist, junto con otras como la inicial 'The Shape Of Punk To Come', la celebrada 'Liberation Frequency', la directa 'The Deadly Rhythm' y la intensa 'Life Support Addiction', pusieron toda la carne en el asador pero aquello no fue más que un quiero y no puedo en toda regla. Intentaron contentar a una audiencia que agradeció cada gesto, cada nota y cada movimiento de Dennis y los suyos, consiguiendo que tanto arriba del escenario como entre el público se sudase de lo lindo de principio a fin, pero ni con esas. Demasiada palabrería barata por parte del frontman en varios instantes de la noche y un sonido que no les hizo justicia empañaron buena parte del show, ese que se vio recompensado cuando interpretaron su mayor éxito, 'New Noise', instante que el respetable celebró como si se les fuese la vida en ello. Y poco más, pues aunque intentamos sacar una visión positiva de lo visto nos quedamos con una gran sensación agridulce pues por mucho que nuestros compinches terminaron exhaustos y con una sonrisa de oreja a oreja nosotros nos fuimos por donde vinimos con la amarga sensación de que, como suele decirse, las segundas partes nunca fueron buenas.

Texto: Alfredo Rodríguez
Fotografías: Alfredo Rodríguez