Hola volador@s,
este viernes tuvimos el más absoluto placer de asistir al conciertazo que el grupo madrileño Ellos dio en nuestra ciudad, en la trinchera (esa sala donde celebramos nuestro
primer aniversario) . La cosa pintaba bien: Guille y Capote preparan su nuevo disco (gracias al cual puedes tenerlos pinchando en casa, ya que se han entregado a la moda de los
crowdfundings), hacía más de un añito que no nos visitaban por tierras malagueñas y, para colmo, son el grupo favorito de nuestro “braguito”.
La apertura de puertas nos citaba a las 9 y media. Allí estábamos. No queríamos perdernos las primeras filas. Pronto descubrimos que no sería algo complicado: todos los asistentes cabíamos en las dos primeras filas.
Con algo de retraso dio comienzo la acción y apareció en escena un joven con gafas y guitarra, del que supimos después que era integrante del grupo granadino “Brío Afín”. Un chico cortadito, con pinta de
buen chaval.
Finalizado el acto de teloneo, se ponen en acción ellos, Ellos. Nos los presenta Lina Morgan. Santi Capote, como siempre se sitúa a un ladito, discreto, con una camisa de cuadros gigantes, como su arte. Ocupando la escena y regalándonos el fantástico show que sólo él sabe ofrecer, Guille Mostaza (por cierto, la barba y la edad lo han mejorado muchísimo, y antes no estaba nada nada mal…).
Un público entregadísimo, de caras conocidas, de amigos a los que no veíamos desde el último concierto que Ellos daban en la ciudad (aquél fue en el Vive le Rock!). Avanzaba el concierto y el
calor de la noche nos hacía sudar entre saltos. Llegaba el primer avance de su nuevo disco, su single
lengua viperina (sí, sí, no es una canción de Miguel Bosé aunque la voz os pueda confundir). Con “lo nuestro”, Guille empieza con sus bailecitos y voces en falsete. Los chicos son conscientes de la baja afluencia, pero saben animarla: “Somos indies y los indies estas salas no las llenan”.
Empiezan los desvaríos del que será uno de los conciertos más extraños y divertidos de nuestras vidas. Una virgen de semana santa se proyecta en el fondo; Nadia, esa chica que lo daba todo entre el público pero que al subirla al escenario, no se sabía
campeón (que hasta salió en un medio tan mainstream como los 40), pero que se lanzó con una copla de Doña Concha Piquer adobada con una base hiphopera (todos lo pensamos, incluido Guillermo: “hay que saber cuándo abandonar”).
Gol de Señor y Fernando en el escenario. Por un momento hay casi tanta gente sobre el escenario como entre el público.
Descanso obligado. Visita al camerino del dúo y continúa el desfase: sevillanas, canciones de Mecano,
mola mazo, Miguel Ríos…
¿Pero qué es esto? ¿Estamos tod@s loc@s? Lo dejas o lo tomas cierra una noche inolvidable para todos, incluido Juanjo Vidal, esa voz pura que cantó los coros de varias canciones.
Y entre tanto desvarío se nos había pasado lo más importante: quién era el más follable. Pero es que ya lo teníamos claro: todos, vivan las orgías! No hubo braga,
las olvidamos en casa, pero prometemos dos para el siguiente concierto.
Larga vida a las Bragas Voladoras.
