“H” es una letra prometedora, contundente y muy caliente. Y si dicen que a la tercera va la vencida, el Jueves 11 no podíamos dejar de plantarnos en la Trinchera, con premeditación, alevosía y todas nuestras
artes oscuras, ¡que sabíamos a lo que íbamos! Los tres de Havalina repetían en Málaga, y nosotras volvíamos a acudir a la llamada, braga y cámara en mano. Nos acompañaba la
SrtaRed. virgen de Havalina hasta la fecha (y de Havalina nada más), que firma esta crónica con nosotras.
Llegamos a la sala temprano porque nos gusta socializar y encontrar el lugar estratégico desde donde poder tener fichada a la muchachada. Tras los besamanos y los roces de rigor, practicando eso de que lo bueno se hace esperar, bajaron por la escalera cual rockstars Manuel, Javier e Ignacio, los Havalinos. Al momento todo el mundo se puso en pose metalera y con cara de en mis ratos libres (me) toco la guitarra eléctrica.
Tras una breve intro instrumental, el concierto comenzaba con ‘Norte’ y la temperatura subía unos 8 grados de golpe. Así, en seco. El espacio se hacía más pequeño, el vicio flotaba en el ambiente, y ay,
qué gustito. Le siguieron ‘Viernes’, ‘Sueños de Esquimal’, ‘Tu ciudad’ y a juzgar por las caras de Ignacio el bajista, no éramos las únicas in heaven.
Mientras seguíamos todos y cada uno de sus movimientos, Manuel rompía cuerdas y cambiaba de guitarra para continuar con ‘La Antártida empieza aquí’, pero el calor se mantenía, ¡vaya si se mantenía! Nos cambiamos estratégicamente de sitio, por eso de ver bien y que
nos vieran (mejor). Y claro, como las letras de Havalina no son un paseo romántico por el parque precisamente, a nosotras que nos hace falta poco para encender la mecha, llegó ‘Imperfección’ y allí ya no había límites.
Llegados al ecuador del concierto y como, en realidad, nosotras no somos muy de relatar setlists, haremos un resumen personal de lo allí vivido (y gozado). En primer lugar “viajamos al Sol” con todo lo que pudimos recopilar de “la pared”, de la barra de La Trinchera, y nada de cosas reguleras, no! Entre los “objetos personales” incluimos una parte animal, porque ya sabéis que a veces nos volvemos algo
lobas fieras.
La “compañía felina” ronroneó, subiéndonos por el pernil hacia la altanalga. La necesidad de bajar nuestra temperatura corporal nos arrojó a escuchar gustosamente, un poquete de “música para peces”. En definitiva, se mascaba lo “Animal” y hemos de decir que, con unos buenos arañazos hubiésemos querido
marcar las espaldas de los Havalinitos.
Como es lógico, el “Desierto” nos llevó al final de la cita. Con las bocas secas cuales alpargatas en terrazo, sacamos nuestras mejores venas del cuello para pedir un bis. La respuesta de nuestros queridos no desmereció nuestra impetuosa petición y con un “Estruendo” potente, muy potente, nos fundimos en una inolvidable vorágine musical. Hubo gritos, artistas subiendo escaleras y bajando escenarios, público agitando manos y piernas, dedicos de pies pisados y un amigo de la familia, dando lo mejor de sí con las baquetas (y una brillante
melena afro).
Para terminar y viendo las horas que eran… Havalina nos tocaba (nos hubiera gustado que nos tocasen más… sí mamita!) “Incursiones”. Nos fuimos a la cama contentas y felices, con el recuerdo de un par de frases: - Nos gusta Málaga. Nos tratan muy bien y siempre nos gusta volver.- …
Pues ya sabéis, aquí tenéis un lugar donde poder practicar vuestras Incursiones. Todas. Las que queráis… Aha.
Larga vida a las Bragas Voladoras! Y a la SrtaRed!
