Hola voladoras,
¿Cómo puede ir algo mal en un grupo en el que los componentes se hacen llamar Flopeck y Whatever? No puede. ¿Cómo puede sonar mal un
vinilo rojo transparente? ¡No puede, joder!
Sin guitarra ni falta que les hace, Kill Kill lo forman un bajista (What) y un baterista (Flo), dos grandes músicos que nos hacen preguntarnos si todo en ellos irá en proporción a su habilidad musical. La unión entre estos dos tipos y sus instrumentos, por favor, que no la separe el hombre.
Aunque el público no estaba muy por la labor de dorarles la píldora a estos señores como se merecían, ahí estábamos nosotras
gritando como niñas de instituto tomando buenos apuntes de lo que allí estaba ocurriendo. Ocurría que
Whatever llevaba una gorra de Zombies, por lo que ya nos daba igual si llevaba un peto de flores o si venía en pijama, para nosotros siempre será un tipo con estilo, percha, clase, porte y elegancia. Ocurría también que Flopeck resultaba estar bastante follable, aún con esos pantalones que le hacían piernas gallinescas. El público del Velvet, acorde a los músicos, estaba tan plagado de modern@s buenorris que nos hicieron echar de menos la masa apretada y el roceteo típico de los conciertos. Gran fallo.
Las voces de Flopeck y Whatever combinan a la perfección, y nosotras que pensábamos que de Algeciras solo salían ingenieros y ferrys, descubrimos un mundo nuevo de posibilidades gaditanas en el que no nos importaría profundizar. Pasaban del noise pop a la electrónica, del
movimiento de cuello al
movimiento de manos, de corazones asesinos a cocaína para desayunar. Unos chicos polifacéticos donde los haya. Venían presentando su EP muy sabiamente titulado “Movimiento por la extinción humana voluntaria” lo cual nos resulta bastante poco apropiado para su contenido: cancionzaca tras cancionzaca que no te dan ganas de suicidarte, sino de perseguirles por su gira en busca de un concierto en el que haya una buena masa de gente follable con la que rocetearse y en la que Flopeck se anime a tirarse al público, con todas las connotaciones sexuales que “tirarse” pueda tener. Aunque tenemos que decir que echamos de menos algo de contacto con el público desde el escenario, no se contaron ni un
mal chiste.
Así que chiques, esperamos que les hayáis comprado vinilos, cedeses, pegatas, chapitas, yates, chaletes o lo que haga falta para que se animen a volver a Málaga, la próxima con un poquito más de simbiosis.
¡Una ronda de copas de semen a vuestra salud!
*Fotografías por
Marina M Luna, una chica con mucha pechonalidad.